domingo, 10 de julio de 2011

escopeta superpuesta

Las escopetas evolucionaron a partir de la unión de dos cañones uno al lado del otro, pero esto presentaba un inconveniente: debido a que las recámaras deben ser muy robustas para soportar las presiones que se generan en esa parte, su sección necesita tener un diámetro mayor que el resto del cañón ya que si fueran totalmente cilíndricos resultarían pesadísimos y además el arma estaría muy fuera de balance, pesando tanto por delante, que sería difícil mantener la puntería y correr la mano como se debe. La solución es hacerlos más livianos hacia la punta, lo cual, además, mejora la estética. Así que se convirtieron en convergentes yuxtapuestos pero no paralelos.
En las superpuestas, el centro de gravedad se desplaza hacia atrás, lo que permite dotarlas de cañones más largos que en el campo no son de gran utilidad.
A primera vista parece que lo anterior fuera un factor sin gran relevancia, pero la tiene.
Entre dos cañones del 12 hay generalmente de 7 a 11 milímetros de separación a la altura de la recámara pero sólo uno ó dos entre los brocales, y esto hace que las trayectorias se crucen en el aire. A suficiente distancia el tiro del cañón de la derecha pasa a dar hacia la izquierda y el izquierdo a la derecha. Para controlar esto todas las escopetas se fabrican para que el cruce se verifique a una distancia de 40 yardas, equivalente a 36,8 metros. Para tratar de mejorar esta situación apareció:

La báscula superpuesta

Si en lugar de poner los cañones uno al lado del otro se disponen encima y debajo, el problema desaparece, ya que ambos se encuentran ahora en el mismo eje vertical independientemente de cuál sea el cañón que se dispara, no hay desviación lateral ni a derecha ni a izquierda. Así que el plomeo de los dos cañones se superpone en lo referente a los bordes izquierdo y derecho. Y esto a todas las distancias. Problema resuelto. Sin embargo, todavía queda que ambos serán convergentes por la vertical. Esto lejos de ser un inconveniente, como en el caso de las anteriores, se vuelve una ventaja.
Aprovechando que ahora las bandas que los mantienen unidos están a los lados, justo en el medio por la vertical y no en la horizontal, como en el caso anterior; se dispone el superior perfectamente recto, para luego corregir la convergencia sólo con el inferior, en lugar de hacerlo con ambos. De esta forma, en tanto el superior está horizontal, el inferior queda inclinado hacia arriba, y el tiro sale en esa dirección; pero como enseguida comienza a caer, la diferencia se autocompensa. En cualquier caso, la máxima diferencia entre ambos plomeos será de unos pocos milímetros, correspondientes a la distancia entre los centros de las ánimas a cualquier distancia; lo cual en la práctica, se puede despreciar.
Pero... aún hay más. La disposición superpuesta de los cañones aumenta la resistencia de la escopeta cuando se usa intensamente, porque en la báscula yuxtapuesta, cuando se dispara un cañón, digamos el derecho, la presión de la explosión fuerza a esa recámara a expandirse y prolongarse para absorberla; por ello el conjunto de cañones se apoya en el lado izquierdo tendiendo a curvarse todo el conjunto hacia la izquierda. El punto de aplicación de la fuerza es el eje de basculación, desde su centro hacia la izquierda, y en el cierre. Con cada disparo, esto se repite remachando el material. Todo el conjunto se afloja y aparecen luces y holguras de ese lado.
Como los chokes en una escopeta de dos cañones raras veces son iguales, siendo que uno es más abierto para los tiros cortos o a tenazón, en tanto que el más estrecho, se usa menos en tiros más largos o segundos tiros; resulta que se dispara más veces con el primero, que con el segundo. Y esto a lo largo de miles de tiros. El resultado final es una escopeta desajustada —que todos hemos visto alguna vez—, pudiendo con el tiempo, terminar inoperante.

En las superpuestas es más fácil y práctico poner un monogatillo.
En una escopeta de cañones superpuestos, la presión del disparo se reparte uniforme y recta hacia atrás, no de manera transversal y pivotante como se dijo antes, y ello con independencia de cuál sea el cañón que se dispara. Como resultado, el conjunto tarda más en desajustarse. Además, casi siempre se dispone que el primer disparo se realice con el cañón inferior, con lo cual la palanca que se aplica es casi inexistente. Mientras tanto el segundo —que es el que cuenta con un poquitín más de incidencia— se usa mucho menos como hemos dicho.
En conclusión, las superpuestas duran más y plomean regularmente en el mismo sitio con ambos cañones además de poder pesar, generalmente, unos gramitos menos debido a su forma. Así que parecería que están destinadas a suplantar definitivamente a las yuxtapuestas... pero ello está lejos de la realidad y la mejor explicación viene de la mano de una pregunta acerca de este tipo de escopetas

¿Por qué son más las de tiro que las de campo?

En primer lugar, si el lector es un tirador experimentado a tal punto que le sea posible evaluar el comportamiento y el retroceso de su arma, como lo son los tiradores de competición, verá que la pegada de una superpuesta es siempre mayor que una yuxtapuesta. Y aún así, esto no es verdad. Lo que sucede es lo siguiente:
Dado que en una escopeta de este tipo, los cañones atacan por delante en forma recta horizontal, y en casi toda la superficie, a la báscula; el retroceso se manifiesta recto hacia atrás, hacia el hombro, con poca elevación —el arma se encabrita menos— pero durante más tiempo. Por esta razón se siente más en la clavícula, dando la sensación de pegar más, pero casi no se desencara tras los disparos.
Mientras tanto en las yuxtapuestas, como ambos cañones se apoyan en la mitad superior del frente de la báscula, la línea recta de proyección del retroceso tiende a pasar por encima del hombro con la consecuencia de que nada más iniciar el retroceso, el arma se desencara tendiendo a escapar hacia arriba con acentuada elevación hasta el punto que parece saltar de nuestras manos pegandomenos en nuestra anatomía (en realidad pega igual pero por menos tiempo).
Lo dicho es muy fácil de comprobar: si el lector se fija con atención verá que la culata de una yuxtapuesta siempre sale hacia abajo por detrás de la báscula, lo que define su capacidad de incorporar una culata inglesa (sin pistolet), mientras que una superpuesta de trap puede tener un impresionante pistolete tipo empuñadura de pistola, porque el inicio de la madera es recto hacia atrás y la parte superior de la garganta está al mismo nivel que el cañón superior.
Aquí confluye ahora otra circunstancia: en el campo se tira con cargas pesadas, en el club con cargas muy suaves. Esto encaja como las piezas de un puzzle, ya que a la escopeta que más pega le bajamos la carga, y a la que mejor tolera el retroceso se lo incrementamos. Se igualan.
Ya vamos descubriendo que cada una tiene su campo natural de aplicación, pero entonces nos termina de decidir una situación que es puramente psicológica.
Los tiros de campo, en la mayoría de las veces, son casi horizontales y en lugares abiertos con una referencia de horizonte muy clara; en estas circunstancias la visión de la boca de los cañones, dispuesta de forma paralela a ese horizonte, tiende a centrar de manera instintiva nuestra puntería, de mejor manera que la inseguridad que nos proporciona ver el final de un solitario cañón flotando en el aire.
Por otra parte, volviendo al club, donde es frecuente repetir el disparo con sólo tres o cuatro metros de vuelo del blanco (es decir: de manera muy rápida), al hecho de que la superpuesta se desencare poco, se le suma otra ventaja: en éstas, es más fácil incorporar un monogatillo, que una sola cola de disparador active ambos cañones, lo cual también mejora la misma posibilidad de doblar los tiros.

Las escopetas superpuestas permiten acoplar impresionantes empuñaduras de pistola. Como la que muestra la foto.
En las superpuestas, el centro de gravedad se desplaza hacia atrás, lo que permite dotarlas de cañones más largos que en el campo no son de gran utilidad. En cambio, las yuxtapuestas con sus cañones cortos de campo, se equilibran muy bien donde una superpuesta pesaría sobre la culata y el retroceso sería brutal.
Podríamos seguir así mucho más, pero vamos a dejar al lector con su personal decisión; sólo una pista: personalmente nos sentimos atraídos por las finas, elegantes, clásicas, e inigualables yuxtapuestas, de las que poseemos una de excepcional calidad y grabados de una primera marca inglesa, y por otra parte somos la envidia de los entendidos cuando sacamos de su estuche de suela, con el logo de la marca y placa de cliente con nuestra identificación, la impresionante superpuesta hecha a medida con culata tipo cuello de cisne, que sólo traen las mejores.

escopeta semiautomatica

A finales del siglo XIX, con las básculas sin perrillos, el proceso del disparo se resumía a cargar y tirar, ya que ni siquiera era necesario montar los inexistentes perrillos. Pero en 1880 en Estados Unidos apareció la escopeta Spencer que tenía cargador y un sistema de palanca como los rifles y carabinas Winchester y, al poco tiempo, Remington presentaba el sistema de trombón inventado por Browning, usado hasta hoy.

Aparece la semiautomática

En 1902 el mismo Browning crea la primera escopeta de ciclo semiautomático fiable
En 1902 el mismo Browning crea la primera escopeta de ciclo semiautomático fiable. Su sistema de accionamiento era el que se conoce como de largo retroceso del cañón que puede parecer similar al de corredera, ya que el cargador y la pieza elevadora de cartuchos funcionan de igual forma, pero cuya similitud es sólo superficial. En el fondo hay grandes diferencias.
Se basa en que durante el avance de la munición por el cañón no hay retroceso. Pero cuando los plomos salen del cañón, la presión que queda en el fondo hace que el culote empuje todo el conjunto hacia atrás y tanto el cañón como el cierre retroceden.
Aproximadamente a los dos tercios del recorrido, la energía consumida es tanta, que el cañón se agota y se detiene; el cierre entre tanto, debido a su menor peso, continúa hasta el tope trasero donde se realiza la expulsión; el cañón, por su parte, ha vuelto a su posición inicial merced a la acción del muelle recuperador. Justamente esto determina que en algunos sitios se conozca a este método como el sistema de muelles o resortes.
Al volver hacia adelante, el cañón descubre el elevador con un nuevo cartucho que el cierre se encarga de arrastrar hacia el interior de la recámara. La percusión ya está montada y el arma lista para efectuar un nuevo disparo con sólo apretar el gatillo.
Remington en Estados Unidos y FN de Bélgica comenzaron a fabricarla dándose el rarísimo caso de que ambas casas compartieran su producción siendo la única escopeta disponible con disparo semiautomático.
Así pasó medio siglo, lo cual es mucho tiempo en la evolución de las armas, y nada parecía cambiar. Entonces nuevamente la casa Winchester anunció su modelo 50 que en realidad quedó puesto a punto en 1954 (52 años después que la inmediatamente anterior).
Esta escopeta buscaba rebajar la pegada en el hombro producida por el del cañón. Para ello separó la recámara del resto y sólo esta parte era la que retrocedía junto con el bloque de cierre. Pero surgió un problema con el que no se contaba: el plomo de los perdigones y la combustión de la pólvora ensuciaba mucho el exterior de la recámara, deteniendo el funcionamiento después de una determinada cantidad de disparos.
Pero, volviendo un momento al sistema de largo retroceso o de muelles, hay que decir que no ha quedado obsoleto y todavía hoy se fabrican armas con él (algunas de muy buena calidad, como la Browning modelo A5) aunque, en rigor, debido al costo de producción de estas armas y la calidad de materiales que requieren, no ha habido escopetas mediocres realizadas con este sistema.

Las modernas

Cualquier semiautomática trabaja con uno de los sistemas apuntados siendo el de gases el que gana terreno día a día
Más adelante se desarrolló un sistema semiautomático que funciona tan bien que actualmente es ampliamente utilizado: se trata del sistema por inercia de masas. Para retardar la apertura del cierre hasta que las presiones descienden, se interpone un muelle que, junto al peso y la inercia del cerrojo, retrasan un momento la apertura. Momento fugaz pero suficiente para que cuando se desplaza el cierre, el ciclo se produzca sin inconvenientes. Por otra parte, el muelle se comprime más, cuanto mayor sea la potencia del cartucho; de esta forma se pueden disparar todo tipo de cargas, desde muy suaves hasta magnum, sin que se produzcan fallos de alimentación ni encasquillamientos. Son armas realmente fiables.
Pero, por muy fiable que sea lo que hay, siempre alguien quiere mejorarlo, y esto era lo que pretendía la marca High Standard cuando en 1955 fabrica una escopeta que aprovechaba los gases de la combustión para desbloquear el cerrojo. Esto consiste en tomar una pequeña parte de la presión en el cañón y dirigirla hacia atrás a través de un tubo dentro de la chimaza, para empujar un émbolo que abre el cierre.

Las tomas de gases modernas autocompensadas como la de la foto, permiten usar cargas suaves y hasta magnum sin producir fallos.
El sistema no era nuevo y ya se utilizaba en fusiles y ametralladoras, pero en la escopeta presentó un inconveniente: los cartuchos de la época no tenían taco contenedor y hacían pasar la munición directamente sobre el orificio de toma de gases que se emplomaba paulatinamente, lo cual terminaba por interrumpir el ciclo de recuperación y el arma se detenía.
Pero como el sistema era bueno, y los cartuchos pasaron a tener taco contenedor de plástico que eliminó el contacto de los plomos con el cañón, era natural que resurgiera. Tanto que hoy en día, cualquier escopeta semiautomática trabaja con uno de los sistemas apuntados, siendo el de gases el que gana terreno día a día; aunque también tiene su inconveniente: obliga a disponer de mecanismos muy robustos que en las armas con recámara para cartuchos magnum acusan mucho el retroceso. Por ello es que actualmente se han realizado avances en el sentido de lograr que funcionen tanto con carga suave como potente. La solución ha sido la incorporación de una válvula autorregulable en la toma de los gases que le otorga un accionamiento similar al de la apertura retardada por inercia de masas. De esta forma, independientemente de la carga del cartucho, se puede usar un cerrojo con menos masa que pega menos.

El polichoke de una escopeta de un sólo cañón es una ventaja imaginaria.
Hay dos tipos de válvula autorregulable, una que toma toda la presión, para luego liberar la que resulte sobrante; y otra que a medida que acciona, va aliviando cada vez mayor cantidad. Entre las primeras, se encuentra la de la casa Beretta en Europa, que al abrirse descubre unas ranuras en la parte inferior de la chimaza por donde comunica al exterior aliviando la presión excedente. Entre las del segundo tipo, un buen ejemplo puede ser la de accionamiento progresivo de Remington en Estados Unidos.
Actualmente las semiautomáticas están en evolución integrando novedades como el sistema para retirar manualmente el cartucho en recámara sin que la misma se vea alimentada por otro desde el cargador: Esta posibilidad se denomina en Europa cut-off y en América se le conoce generalmente como safe-unload. Definitivamente, una semiautomática actual guarda ya poco que ver con una de aquellas primeras.

Todo tiene un motivo

El breve repaso anterior, sobre el desarrollo histórico de estas armas, tiene su porqué. Tradicionalmente, en Europa la caza ha estado muy ligada a la consecución de alimento y la cocina de caza actual de la culinaria europea hace que esto siga así. Por contra en América, la necesidad de alimento conseguido por este método fue siempre mucho menor debido a la disponibilidad de carne de pradera; pero, en cambio, la demanda del tiro como actividad deportiva rápidamente superó en varias veces a la europea.

Nótese la distinta curvatura hacia afuera llamada ventaja (en inglés: cast-off) que marca la diferencia entre ambas.
Mientras en el Viejo Continente se utilizaban escopetas yuxtapuestas de equilibrio y configuración ideales para la caza de campo; en el Nuevo Mundo se hizo patente la necesidad de escopetas para tirar a unos gansos salvajes que efectuaban su pasada a una altura jamás vista antes, matar en el monte enormes pavos tan sigilosos como un rebeco y, sobre todo, para las bulliciosas modalidades de tiro en clubes y recintos cerrados, que florecían como los casinos de tertulia lo hacían en la cultura europea. Para estas modalidades donde el tiro era más de precisión que habilidad, y donde la forma de tirar se asemejaba más a la de un rifle que con una escopeta a tenazón, una de estas que tuviera un solo cañón, similar a un arma de caza mayor, resultaba una idea muy seductora.
Por otra parte, cuando una bandada de gansos pasa a cien metros de altura, aunque se repitan cinco o más tiros, a todos se les corre la mano de igual forma y la necesidad del choke es la misma desde el primero hasta el último disparo. No sucede igual cuando en nuestro medio se arranca una perdiz a quince metros de nosotros y repetimos el tiro cuando está a más del doble, y que, además, vuela con una velocidad angular enorme (motivo de las dos y cuatro estrellas). También está que disponer de muchos tiros sin recargar (hasta ocho en algunos modelos) es una forma de aprovechar la abundancia americana. Esta combinación de motivos, y no otra consideración, es la razón de que existan las escopetas semiautomáticas de un sólo cañón. Pero... ¿valen para nuestro medio?
Para empezar digamos que, salvo los ojeos, en nuestro país se caza andando.

Las escopetas semiautomáticas pueden cargar más de dos tiros pero la nueva ley las limita a sólo tres.
En una escopeta yuxtapuesta, la propia forma del arma permite que la culata tenga una acentuada curvatura que pone la cantonera muy afuera con respecto a los cañones. Esto se llama ventaja y sirve para compensar la distancia entre la clavícula y el ojo del tirador. Con esta configuración el tirador que camina de frente puede levantar el arma y apuntar casi sin perfilarse, apuntando casi de frente.
En una semiautomática la culata es mucho más recta y el tirador debe ladearse retrasando el hombro para realizar la puntería. Esto retarda el tiro en unos metros de desplazamiento de la presa, que tanto al conejo como a la perdiz —y no digamos a la becada— marcan la diferencia. En el club se tira con el arma en la misma posición y, a veces, arrancando desde el propio hombro. En estos casos el inconveniente se vuelve una ventaja.
También argumentan como favorable, los defensores de estas escopetas, que por lo general tienen cañones más largos, y, efectivamente, es así. Esto responde a que al ser uno sólo pesa menos, lo cual permite alargarlo, ya que con el doble de longitud pesaría igual que una de dos cañones con la mitad del largo. Pero...
Muchas veces (pero muchas) cazamos entre jaras, retamas y otras hierbas donde un cañón largo se engancha y significa más un engorro que una utilidad. Por otra parte, con las nuevas pólvoras, tacos de acción progresiva, recámaras con conos de forzamiento largos, y chokes mejorados, una escopeta actual con un cañón muy corto, consigue un comportamiento como el de las antiguas con cañones muy largos.
Hay todavía una última defensa en favor de estas armas. Lo constituye la capacidad de múltiples cartuchos. Sin embargo...

Con una escopeta tradicional, debido a su culata, se tira casi de frente y muy rápido.
Salvo muy raras excepciones, es difícil que se nos plantee la posibilidad de repetir el tiro en las mismas circunstancias. En otras palabras: si en nuestra escopeta de dos cañones tenemos un primer choke que va desde mucho para una situación hasta poco para otra, y a continuación tenemos otro que arranca donde se quedó el primero y nuevamente cubre avatares desde lo mucho hasta lo poco es obvio que disponemos de una gran variedad de oportunidades poniendo algo de nuestra parte.
Con la escopeta monocañón disponemos de un sólo choke y, además, con agravantes: es cierto que las modernas tiene chokes intercambiables y hay una amplia gama de los mismos, pero no resulta operativo pedirle al ave en un ojeo, que se entretenga en dar una vuelta en círculo alrededor de nuestro puesto mientras cambiamos el polichoke para soltarle un segundo intento. Además, los chokes intercambiables son menos efectivos que los fijos y con los cañones largos los chokes trabajan peor.
Para ponerle una guinda al pastel, aunque usted se compre una escopeta con capacidad para alojar cinco cartuchos en el almacén, la legislación actual se los limitará a tres. En fin, que el lector saque sus conclusiones.
Pedro A. Suárez

Comentarios (4)

27/08/2008 11:06:38
Repetidoras
Como todo en la vida tiene sus pros y sus contras y la repetidora es una solución de compromiso que, por un precio normalmente aquilatado, da la posibilidad en “hábiles manos” de salir airoso tanto en competición como en cualquier jornada de caza. Le puedo añadir mas motivos como: su peso contenidos para el transporte, su mayor precisión a la hora de apuntar debido a su largo de cañón y bascula, miras despejadas que mejoran la visión periférica, menor retroceso y comodidad a la hora de repetir, encare y movimiento de la escopeta hacia el blanco muy rápido, y para colmo actualmente las han dotado de “extras” (cuñas, contrapesos, chokes, alargadores, etc.) que las hacen todavía mas polivalente y adaptables al usuario. En cuanto a los contras ya los expone usted en su artículo.
O sea, que miles de cazadores españoles que usan su “repetidora” como escopeta principal para la caza en cualquier modalidad en su inmensa mayoría satisfechos con sus resultados… ¿están fatalmente equivocados?... pues pregunte a Ismael Tragacete y como ha conseguido tantos campeonatos de caza menor con perro, o en competición por Florencio Lozano y las 11 veces que ha sido el mejor de España en Recorridos de caza, que cualquier otra escopeta, a lo mejor le dan una explicación que usted no conoce. Pero sobre todo no revista de “experimentación contrastada” lo que es una “opinión personal” y su “no predilección” por cierto tipo de escopeta. 



sábado, 9 de julio de 2011

razas de perros

La caza al rastro es la respuesta que determinadas razas caninas dan a los estímulos químicos exógenos, capaces de crearles una motivación, que traducida en autonomía (movimiento), les impulsa a seguir una pieza sobre los efluvios que depositó en el medio amibente.

La modalidad de caza que más ha caracterizado al mundo británico esla caza a caballo con perros de rastro.
La causa inicial de toda acción se encuentra siempre en una estimulación sensorial externa, es la respuesta a una estimulación del medio. Si nos paramos a pensar en ello, vemos que inicialmente el trabajo del perro de rastro es sencillo, brindar una conducta (seguir un rastro) ante una estimulación; la educación a la que sometamos será la causa determinante de que desprecie cierto estímulos (una liebre) y trabaje sobre otros (un jabalí).
Toda estimulación recibida a través de los sentidos, en este caso el olfato, que se han ido desarrollando y perfeccionando mediante la selección, una mejora que hemos potenciado en el perro para nuestro beneficio gracias a la capacidad que tenemos de manipular la especie empleando la crianza dirigida.
La estimulación se traduce en autonomía, dije antes, y paso a explicarlo. Al olfatear la pieza de caza en el perro se produce un cambio de energía, el olor de la salvajina penetra por las vías olfativas y se transforma en impulsos nerviosos. Las sustancias aromáticas son partículas, por lo general gaseosas, que se depositen sobre la superficie del campo o son conducidas por el aire, cuando se disuelven en la humedad de las fosas nasales del perro (epitelio olfatorio) provocan un estímulo que es conducido hasta el bulbo olfatorio mediante prolongaciones nerviosas. El bulbo es una porción anterior del cerebro que se ocupa de la percepción de los olores y que procesa e interpreta la información recibida.
Objetivamente no hay razón de peso para opinar que pueda tener más cualidades una raza de rastro británica o una francesa
El bulbo olfatorio trata y codifica esta información y la dirige a estructuras superiores del cerebro, quien procede en consecuencia, desechando o concentrándose sobre el olor, al que el perro dará la respuesta adecuada: seguir la pista o desdeñarla. Un complicado proceso que se realiza en décimas de segundo gracias a la evolución, pues en un pasado remoto la lentitud en este proceso implicaba tanto la pérdida de alimento (pérdida de la pieza de caza) como la propia vida ante el predador no detectado. Así el olfato en la especie canina se convirtió en su principal sentido, ampliando su uso no sólo a la búsqueda de alimento, también al reconocimiento del propio territorio y la búsqueda de la hembra para la reproducción.
Razas británicas
No todas las razas de rastro inglesas gozan de reconocimiento de la F.C.I., puesto que el Kennel Club, la asociación cinológica del Reino Unido, no pertenece a esta federación. Las que sí tienen tal categoría son: English Foxhound; Otterhound; Harrier; Basset Hound; Beagle.
La modalidad de caza que más ha caracterizado al mundo británico, la caza a caballo con perros de rastro, es foránea de aquel país. Los nobles normandos introdujeron en Gran Bretaña, en la Edad Media, el estilo de caza a la francesa(chasse a courre), donde el cazador persigue la pieza a caballo llevando consigo una numerosa jauría. El origen de las razas británicas no es otro que las más antiguas razas francesas.
El primitivo tronco racial del que provienen foxhound, harrier y beagle es de los más antiguos de las islas británicas, pero no oriundo de las mismas. Desde antiguo está documentada la existencia de la entrada de sabuesos continentales en Inglaterra. Lo que resulta incuestionable es que Gran Bretaña seleccionó y forjó importantes variedades de estas razas, que forman parte de la realidad y la leyenda de la caza británica.
Los británicos seleccionaron sus sabuesos para la caza de persecución a la carrera en amplios espacios abiertos y por ello poseen mayor velocidad y resistencia que las razas francesas similares, pues su correctísima estructura física y construcción les permite el máximo rendimiento con el mínimo esfuerzo; por el contrario, su valentía no es tan destacada como en los sabuesos continentales.

Francia es tierra rica en perros de rastro; las tribus normandas que habitaban la Galia ya los utilizaban. En la foto, Gran Azul de Gascuña.
Los franceses consideran al beagle como un descendiente de su sabueso artesiano, un perro de mayores proporciones que el actual basset artesiano de Normandía, y que incluso llegó a tener un estándar aprobado por la F.C.I. hasta 1963. Finalmente quedó absorbido por el tipo basset, más adecuado para la caza de rastro que se viene practicando con esta raza. También pretenden que el nombre de la raza procede del francés antiguo ‘beigle’, que significa pequeño.
El sabueso artesiano, padre del sabueso británico, fue muy popular en el siglo XIX para correr la liebre y para la caza con escopeta. Era oriundo de la provincia francesa de Artois, al norte del país; se trataba de un sabueso de pequeña talla, huesudo, tenaz, que tenía las patas derechas. Aunque no existe documentación veraz sobre el tema, todos los indicios hacen suponer que los nobles normandos llevaron el sabueso artesiano a Inglaterra a partir del siglo XI. Desde la Edad Media Normandía estuvo más ligada a Inglaterra que a Francia y fueron varios los duques de Normandía que llegaron a ser reyes de Inglaterraentre los años 1006 y 1450.
El harrier nació proyectado para la caza exclusiva de la liebre como su nombre indica (‘hare’ es liebre en inglés) y se cree que desciende de otra raza francesa ya extinta, el talbot, que contribuyó también a la creación del San Huberto. Según una leyenda, el duque de Normandía, Guillermo el Conquistador, que conquistó Inglaterra en 1066 y reinó sobre los ingleses como Guillermo I, llevó los talbots a las islas británicas, pues era muy aficionado a cazar con ellos.

Los británicos seleccionaron sus sabuesos para la caza de persecución en amplios espacios abiertos.
También el basset hound, uno de los más conocidos sabuesos británicos, debe su origen a perros franceses, aunque en este caso sus orígenes son conocidos, pues la raza es de creación moderna. El sabueso artesiano, además de Artoix, estaba extendido en Normandía, con la diferencia de que en esta última región se daba preferencia a la variedad de patas torcidas (basetismo).
En el siglo XIX el conde francés Le Coulteaux de Cautelcu se propuso, en colaboración con su primo Henri Coutelx de Caumont, recuperar y conservar las razas de sabuesos, que se encontraban en crítica situación tras la Revolución Francesa de 1789, que puso fin a la vida de numerosos aristócratas y empujó al exilio al resto, abandonando sus posesiones y desbaratándose las grandes jaurías. De su trabajo nació el basset artesiano, ligero y de cabeza no muy grande. A su vez Louis Lane, cazador y criador de perros, había seleccionado el basset normando, un perro más sustancioso que el anterior. El cruce entre ambas líneas originaría el basset artesiano normando.
Algunos ejemplares fueron llevados a Inglaterra y, tras la siempre sabia selección británica, produjeron el moderno basset hound.
Razas francesas
Francia es el paraíso para cualquier aficionado a los perros de rastro. La cantidad y calidad de sus perros no tiene equiparación en ningún otro país. Éstas son Poitevin; Billy; Sabueso francés (blanco y naranja, blanco y negro, tricolor); Gran anglo francés (blanco y naranja, blanco y negro, tricolor); Gran azul de Gascuña; Gascón saintongeois; Grand grifón vendeano; Anglo-Francais de petite vénerie; Ariégeois; Beagle-Harrier; Chien d'Artois; Porcelaine; Pequeño Sabueso azul de Gascuña; Briquet grifón vendeano; Grifón azul de Gascuña; Grifón leonado de Bretaña: Grifón del Nivernais; Basset artesiano de Normandia; Basset azul de Gascuña; Basset leonado de Bretaña; Gran Basset Grifón vendeano; Pequeño Basset Grifón vendeano.
Francia es el paraíso para el aficionado a los perros de rastro; la cantidad y calidad no tiene equiparación en ningún país
Francia es tierra rica en perros de rastro, las tribus normandas que habitaban la Galia utilizaban perros que cazaban siguiendo el rastro y a los que los romanos llamaron canis sagaces. A lo largo de los años estos perros en su evolución van dado origen a las diversas jaurías de chiens courants que caracterizan la pequeña venatoria gala.
Se distinguen dos suertes de chiens courants, los de la gran venatoria, así denominada porque los cazadores persiguen las piezas a caballo acompañados de gran número de perros, y los de la pequeña venatoria, donde tres perros son suficientes para formar una partida. Los perros de la pequeña venatoria son de tipo basset.

La raza británica basset hound goza del reconocimiento de la FCI.
Los perros empleados en las chiens courants, como los grifones vendeanos, el gascón santongeois, los de Gascuña, los rojos de Bretaña o los del Franco-Condado, son perros de impresionantes cualidades cinegéticas. En estas razas, junto al tamaño original, se fueron seleccionando sujetos de menor talla, que finalmente constituirían las tres tallas estandarizadas de los perros de rastro franceses (normal, briquet y basset).
La generalización de las armas de fuego en el ejercicio venatorio contribuyó a una mayor apreciación de los basset, perros de recorrido más corto y cuyo ritmo de trabajo era más apropiado para no errar el tiro. Frente a la tradicional chasse a courre, en la que participan aristócratas a caballo y grandes jaurías de perros veloces, se difunde la chasse a tir, en que los perros de menor talla o pata corta hacen un mejor servicio al cazador al poder por su tamaño penetrar fácilmente entre la vegetación y desalojar la pieza.

¿como entrenar para cazar?

En un intento de mejorar el tiro a la caza y tener la posibilidad durante todo el año de entrenarse, simularon con platos las diferentes trayectorias que se les podía presentar a la hora de cazar. Naturalmente ésta ha ido variando a medida que se hacía popular y los mecanismos se fueron perfeccionando, aún manteniendo en base su principio: imitar en lo posible la caza.
A causa de las competiciones las trayectorias son cada vez más técnicas, esto hace que el tirador de recorridos sea de los más completos.
Aunque es cada vez más conocida, esta modalidad para algunos suena a chino, se imaginan por el campo cazando platos a diestro y siniestro, que los mismos salen sin avisar, en fin… hay para todos los gustos, por lo que intentaré, dentro de mis posibilidades, explicar a quien lo desconoce en qué consiste realmente el recorrido de caza.
Un campo de recorridos consta de 3, 4 o 5 planchés, dependiendo de las posibilidades del campo. Se denomina planché al puesto donde el tirador se coloca para efectuar los disparos. Se disparan en total 25 platos repartidos en dichos puestos, de los cuales hay un doble como mínimo en cada puesto que consiste en tirar dos platos bien en simultáneos (los dos a la vez) al tiro (al efectuar el primer disparo sale el segundo plato) o a ráfagas (de la misma máquina uno después del otro sin interrupción). Como veis esto se va complicando, pero ya veréis que no es difícil.
Existen cinco tipos de platos:
  • NORMAL: lo conocéis casi todos, es el utilizado tanto en foso como skeet, su diámetro es de 11 cm y suelen ser de color rojo, aunque los hay de varios colores.
  • MINI: tiene la misma forma pero su diámetro es de 9 cm.
  • SUPERMINI: mismo formato pero con un diámetro 6 cm.
  • PATENA: prácticamente plana y mide 10,7 cm.
  • CONEJO: también es plano pero tiene un reborde que le permite rodar por el suelo; es bastante duro y mide 10 cm.
Dentro de los dobles existe variedad según el trazador de campo crea oportuno, puede hacer las combinaciones de plato que quiera, normal-normal, normal-mini, normal-patena, normal-conejo, etc. etc.
La escopeta que aconsejo es superpuesta, debe tener un solo gatillo, con selector de tiro, polichoques en los dos cañones, que deben estar comprendidos entre 71 y 76 cm
Una vez sabido esto pasaremos al tipo de arma y munición que solemos emplear, aunque estos pequeños consejos no son determinantes, puesto que cada tirador o cazador tiene sus preferencias.
La escopeta que aconsejo es superpuesta, debe tener un solo gatillo, con selector de tiro, polichoques en los dos cañones que deben estar comprendidos entre 71 cm y 76 cm, aunque ahora se ha puesto de moda el de 81 cm. Los que prefieran utilizar semiautomáticas lo pueden hacer perfectamente.
Los choques deben estar en función de la distancia del campo que vayamos a tirar, por ejemplo:
Si los platos están a corta y media distancia podemos utilizar **** de primero y *** de segundo, si están a media y larga distancia *** de primero y * de segundo.
Los cartuchos que utilizamos son los que permite el reglamento, es decir, de 28 gr, y van desde el 9 al 71/2. Cada tirador puede escoger el que crea conveniente en cada caso; naturalmente los 9 para cerca, 8 para media distancia y 71/2 para larga, aunque algunos tiramos solo un modelo evitando así distracciones innecesarias.
Si a la escopeta le añadimos un chaleco de tiro debidamente surtido de cartuchos, unos protectores auditivos y unas gafas, ya estaremos listos para entrar en acción. Pero, ¿cuales son las normas?
Por encima os comentaré que la posición de tiro es la que vulgarmente denominamos a la cazadora, con la peculiaridad de que no podemos sobrepasar los 25 cm de distancia hasta la cruz del hombro, que es el límite establecido por las normas.

curso de tiro al plato

El curso comenzó a las 9 de la mañana con unas palabras del vicepresidente de la Territorial de Barcelona, el Sr. Joaquín Zarzoso que valoró positivamente la realización de este tipo de cursos destinados a los más jóvenes, pues de ellos depende el futuro de la caza, asegurando una continuidad en su formación.

El instructor de tiro de la Federación Catalana de Caza, el Sr. Marcelo Clavero, fue el encargado de instruir a estos chavales en un ambiente agradable y divertido.
Jóvenes con muchas ganas de aprender

El curso estuvo compuesto por jóvenes de ambos sexos y de edades comprendidas entre los 12 y 16 años. Los menores que no disponían de permiso de armas se tuvieron que conformar con realizar únicamente la parte teórica y ver como sus compañeros de más edad, o con permiso de armas, podían disfrutar de las clases prácticas. Aún así, los más jóvenes lejos de desanimarse estuvieron muy activos durante las clases teóricas, como fue el caso de Alba Cifuentes que con tan solo 12 años demostró unos amplios conocimientos en las medidas de los chokes, seguridad del arma etc., que dejó con la boca abierta a los presentes.

Es digno ver la facilidad con que estos chavales rompían los platos en la parte práctica del curso. Marcelo por su parte, iba corrigiendo los pequeños defectos que iban apareciendo en cada tirador, haciendo hincapié en la correcta posición de tiro y a su vez repasando todas las precauciones que un cazador debe tener con su arma.
Niñas y niños compartiendo afición

Importante participación femenina en este primer curso, quizás fue el dato más significativo de la mañana, el ver que las féminas presentes tenían tanto o más interés que los jóvenes varones en formarse, así mismo, tanto en la parte teórica como en la práctica dejaron patentes sus grandes cualidades y ilusiones, como las de Inere Pi, que con tan solo 15 años tenia muy claro que quería formarse en el tiro para introducirse posteriormente en la modalidad de San Huberto.
Los padres acompañaron a sus hijos en todo momento

Los padres de los alumnos presentes en todo momento en el curso valoraron positivamente la iniciativa de la Federación Catalana de Caza Territorial de Barcelona en formar a los más jóvenes e introducirlos de una forma teórica, práctica y segura en el manejo de las armas.


Joaquin Zarzoso
Vicepresidente FCC Territorial de Barcelona

oso negro

Javier acaba de regresar de su experiencia con los caribúes migratorios de barren ground, en el Gran Norte de Québec, que le ha dejado un sabor agridulce.
Los animales este año  no acudieron a la cita debido a una migración retrasada producto de un verano muy caluroso. Apenas se vieron animales en los campamentos. Pero la gran aventura no fue en vano: el primer día de caza Javier localizó a más de un kilómetro de distancia un oso negro alimentándose de arándanos en la tundra. Tras un largo y costoso acercamiento, pudo ponerse a cien metros y abatirlo. Resultó ser un viejo y enorme macho, tan viejo que le faltaba uno de los dos colmillos superiores de su dentadura. Pocos pueden presumir de tener un oso negro cazado completamente a rececho.
AB

caza menor


La caza menor es aquella en que se persigue a cualquier animal salvaje menor que un zorro común.
La caza menor constituye, después de la pesca, el más popular deporte al aire libre. El número de licencias de caza expedidas en los últimos años ha experimentado notable aumento. La caza menor constituye no sólo un popular deporte, sino también un magnífico negocio y no precisamente para los cazadores. En efecto, son fantásticas las cifras que los cazadores de todo el mundo invierten en escopetasrifles,munición, equipo, perros y desplazamientos. Con toda seguridad, la pieza capturada le resulta más cara al cazador que si la hubiera adquirido en el mercado.
La actividad cinegética más cultivada es la caza de conejoliebrecodornizperdiz rojafaisánpaloma, etc. La caza menor suele efectuarse a pie y con el auxilio de un perro de muestra, como los pointerssetters o perdigueros; de rastro, como los sabuesos; de persecución, como los lebreles; levantador, como los spaniels o podencos; o cobrador, como los labradores.
La modalidad llamada caza a la espera o al aguardo suele tener por escenario las orillas fangosas de los ríoslagunas y lagos, donde lasaves, especialmente los patos, se presentan en busca de alimento o durante sus migraciones. Allí, el cazador, agazapado u oculto entre las cañas y el follaje, espera a la pieza; otras veces imita el canto del ave (reclamo) para atraerla.
En la caza al ojeo, el cazador o cazadores, apostados estratégicamente, disparan sobre los animales que pasan frente a ellos al ser levantados y acosados por perros u ojeadores.